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Decorar con cuadros

  • Foto del escritor: DESIGN COMERCIAL
    DESIGN COMERCIAL
  • 11 ago 2014
  • 3 Min. de lectura

Es importante tener en claro que una obra de arte no es un simple objeto de decoración: significa algo en sí misma, enriquece el espíritu y genera sensaciones. Tal vez por eso la mayoría siente gran temor a equivocarse al seleccionar cuadros: no es algo que hagamos todos los días e implica una inversión, que no siempre es astronómica, como se suele pensar. Sobre todo, lo que más parece incidir en ese sentimiento es la excesiva importancia que se le da al juicio de quien visitará la casa. De todas maneras, si bien es de gran ayuda asesorarse con un especialista, siempre debe prevalecer el gusto personal.

PARA COLGARLOS

Una vez tomada la decisión de colocar una pintura en algún ambiente de la casa, hay que colgarla a la altura de la mirada, con la base a 1,30 metros del suelo. En cuanto a las distancias, existe una ley casi matemática para no equivocarse: las piezas de gran tamaño siempre requieren mayor distancia y las más pequeñas, un acercamiento para la visión directa del espectador.

Por ejemplo, una obra intimista, de colores suaves o en acuarela, se admira mejor desde distancia de por lo menos tres metros, para que se distingan con mayor precisión sus tonalidades y sus formas. También es aconsejable que estén ubicadas sobre una pared angosta o de pequeñas dimensiones. Para una pieza de colores saturados y fuertes, los requisitos son exactamente los opuestos, ya que al destacarse a simple vista debe evitarse que resulte chocante o que genere un ambiente sobrecargado. Por eso, tiene que ser colgada con prudencia y se elegirá una pared de mayor superficie y que permita observarla desde aproximadamente unos 10 metros. Y, siempre, asegurarse de que la vista no esté obstaculizada por muebles ni otros objetos.

Si se elige apoyarlos sobre superficies planas, puede hacerse sobre una base de cemento o de madera. Otra opción interesante y poco convencional es seleccionar un atril o un pequeño caballete. Sin embargo, por seguridad, siempre lo más aconsejable es colgarlos.

LOS ESPACIOS DE LA CASA

Todos y cada uno de los lugares de una vivienda son propicios para ubicar cuadros, aunque los gustos más convencionales se inclinan por tener naturalezas muertas en el comedor, figuras abstractas en las bibliotecas y paisajes en el living.

De todos modos, es innegable que el espacio que permite ubicar obras de mayor envergadura –en calidad, tamaño y formato– es el living. Es el ambiente principal de la casa, el más amplio y además es un lugar social. En cambio, las habitaciones y los escritorios dan cabida a una elección más ecléctica. Los más selectos eligen colgar obras de arte en los dormitorios. Allí guardan imágenes vinculadas a lo privado, como los desnudos.

En determinados espacios de la vivienda no es recomendable colgar cuadros, como en las paredes laterales de las escaleras o en los lugares donde la obra esta expuesta a recibir golpes, ya que siempre debe evitarse que la obra sufra algún tipo de daño. Tampoco, debe ubicarse a grandes alturas, porque ello dificulta su apreciación.

CÓMO AGRUPARLOS

Asociar cuadros es un desafío interesante. Hay que arriesgarse a jugar, proyectar e imaginar formas buscando un equilibrio casi perfecto. Pueden agruparse por tema, por similitud o variedad de tamaños, por tipos de marco o por gamas de colores.

En ocasiones, las obras pueden ser colgadas de manera dinámica formando figuras geométricas, por ejemplo, rectángulos horizontales o verticales. Pero siempre hay que asegurarse de que guarden entre sí un punto en común, ya sea por similitud u oposición.

Otra alternativa interesante para buscar el equilibrio es ubicar una pintura grande al lado de dos pequeñas. Pero también existen algunos trucos para romper con la uniformidad de manera creativa y provechosa, por ejemplo cortando los paisajes con figuras humanas.


 
 
 

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